No cabe duda de que esta frase es una contradicción en si misma y nos hace pensar que cualquier cambio no está en nuestras manos, ya que no todo depende de nosotros, mas bien son nuestras circunstancias, externas y fuera de nuestro control las que nos condicionan.


Sin ánimo de entrar en discusiones filosóficas al respecto, tanto en lo que somos como en lo que hacemos y nos ocurre, influyen factores que a veces se escapan a nuestro control, sin embargo todavía hay mucho que podemos hacer para superar las situaciones que nos hacen infelices, ya sean limitaciones personales, problemas de relación, etc.


Me gustaría poder compartir con vosotros algunos artículos sobre temas que nos afectan a muchos y que para algunos representan un problema, en mayor o menor medida. En algunos casos un problema puede llegar a limitar la vida y a producir sufrimiento propio y de los que nos rodean.


Recuerda que:


La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Benjamin Franklin

domingo, 28 de abril de 2013

HABLANDO EN PÚBLICO DE MANERA EFICAZ


No podemos dejar de comunicar, hasta cuando callamos estamos comunicando, lo que decimos, cómo lo decimos, nuestros gestos, postura, la ropa que llevamos, la forma en que nos hemos arreglado, TODO transmite un mensaje a nuestro interlocutor o auditorio.

En un mundo cada vez más interconectado, resulta frecuente asistir a cursos, foros, congresos, reuniones de todo tipo, donde muchas veces escuchamos y unas pocas somos los encargados de transmitir la información.

No importa lo interesante que sea la información, si no es transmitida de la manera adecuada, se perderá por el camino, para que la comunicación sea efectiva, debe transmitirse con claridad y así será entendida por nuestros oyentes. ¿Has asistido a presentaciones de temas interesantísimos de los que apenas te has enterado? ¿Cuál era la razón? Puede deberse a muchas razones, vamos a repasar algunas de las cosas que hay que tener en cuenta cuando preparamos e impartimos una exposición para que sea eficaz.
 
  • Lo primero que debes hacer es preparar bien la información que quieres transmitir, tener claro lo que quieres decir, debes entender el concepto, es casi imposible transmitir adecuadamente algo que uno no entiende.
 
  • Examina tu actitud, ¿estás convencido de lo que vas a decir? ¿Te lo crees? Si así es, serás más convincente. Habla con entusiasmo y pasión, puedes conseguirlo jugando con tu voz para transmitir las ideas claves, variando el ritmo, el tono y enfatizando, acompañándolo de un lenguaje corporal en consonancia.
 
  • Utiliza palabras sencillas, evita palabras rebuscadas o excesivamente técnicas. Adapta tu forma de hablar al tipo de audiencia.
 
  • Economiza en las frases, intenta preparar frases cortas, con la menor cantidad de palabras posibles, es más fácil de recordar la información presentada en forma escueta.
 
  • Evita el uso de “muletillas” palabras como: eh, bueno, vale, si, no, verdad… que se repiten de manera constante, al final de cada frase o argumento. Cuando prepares la información anota palabras y frases de transición variadas, como: por tanto, de lo anterior se, en esa línea de pensamiento, además, como consecuencia de, sin embargo… que te permitan evitar esas muletillas. El uso de “muletillas” pueden demostrar poca preparación, nerviosismo, mala afluencia… y a veces, pueden irritar al auditorio o hacer que se fije más en las repeticiones que en el contenido del discurso.
 
  • Si se trata de una exposición sobre un tema concreto, divide la información en tres partes, una introducción que cree expectativas e invite a escuchar lo que vendrá después, un cuerpo en el que se desarrollan las ideas del tema en cuestión y una conclusión en la que se recuerdan brevemente los puntos más importantes, para fijarlos en la mente del público y se invita a la reflexión y/o a la toma de decisiones.
 
  • Enfatiza los puntos importantes, resalta las ideas principales. Puedes hacerlo de varias maneras: repitiendo algunas ideas o palabras claves, variando la velocidad de la voz, más deprisa o más despacio, creando antes de esa idea una pequeña pausa para captar la atención y haciendo esa declaración de una forma más pausada. Esto hará que el auditorio note el cambio de ritmo en tu discurso y escuche esa idea con más atención.
 
  • Cuida tu voz, aunque cada uno tenemos un timbre determinado, todos podemos modular nuestra voz, variar su velocidad y entonación, haciendo de nuestras presentaciones algo dinámico, agradable de escuchar y que transmite lo que queremos comunicar. Todos hemos sufrido en ocasiones por un orador monocorde, haciendo esfuerzos titánicos por no dormirnos o pensar en otras cosas; en el otro extremo, nos hemos agitado en nuestras butacas del nerviosismo que nos producían, oradores gritones o histriónicos. 
 
  • Utiliza los ademanes, (movimientos o gestos, generalmente de las manos y la cara) de una forma adecuada, ni muchos, ni pocos. Los más comunes son los enfáticos, movemos los brazos de arriba abajo, dando peso a lo que decimos. Los descriptivos, son gestos o movimientos que representan algo que decimos, señalamos en una u otra dirección, gestos de aprobación, victoria etc. Algunos oradores son estáticos, cual estatuas, mientras que otros, agitan brazos y cabeza de una forma exagerada, transmitiendo nerviosismo a sus oyentes.
 
  • Cuando tengas que hacer una presentación, hazte una autoevaluación, antes de presentarla, si puedes grábate o habla frente al espejo y mira tus expresiones, gestos, ademanes, tono de voz, lenguaje, entusiasmo. Te permitirá corregir lo que no veas correcto. Después de hacer la presentación, recuerda cómo la hiciste y vuelve a evaluarte. Es muy útil también, si tienes una persona de confianza, que practiques con ella y que luego escuche tu presentación, para que de forma sincera pueda detectar tus puntos fuertes y los que hay que mejorar, te servirá de retroalimentación.
 
  • Y sobre todo, no te desamines ante los errores cometidos, aprende de ellos, analiza sus posibles causas y las medidas qué puedes tomar para mejorar.
 
 
Lamentablemente, sólo unos pocos de manera natural, tienen las cualidades necesarias, que les permiten llegar a su interlocutor. Afortunadamente, el arte de hablar en público y comunicar eficazmente, se puede aprender, puedes mejorar mucho teniendo en cuenta las recomendaciones anteriores, tenlas en cuenta la próxima vez que hagas una presentación o participes en un foro o tertulia, seguro que te saldrá mejor.

“Aprendamos a decir la cosas con presteza, claramente, de forma sencilla y con una determinación serena: hablemos poco, pero con claridad; no digamos más que lo que es estrictamente necesario”. Émile Coué.

Psicología para el día a día